miércoles, 26 de octubre de 2011

On bullshit

Hoy les voy a hablar de mi libro de cabecera. Es un ensayo escrito por un filósofo estadounidense, Harry Frankfurt, un intento de teorización del bullshit. Paidos lo traduce como "fantochada", que no me termina de convencer. El mini-libro empieza con la siguiente frase:


One of the most salient features of our culture is that there is so much bullshit. Everyone knows this. Each of us contributes his share. Una de las características más sobresalientes de nuestra cultura es la gran abundancia de bullshit. Todos lo sabemos. Cada uno de nosotros contribuye con su parte.


El ensayo empieza tratando de definir al bullshit, y al no lograr coincidir con las definiciones formales, pasa a un intento de desarrollar una "apreciación preliminar pero más enfocada de (sus) características centrales". Primero opone la rigurosidad al bullshit, utilizando como ejemplo la cruzada personal y profesional de Wittgenstein contra la charlatanería. Wittgenstein consideraba que los artesanos de antiguamente dedicaban el mayor esfuerzo a cada parte mínima de su trabajo, ya que "los Dioses están en todas partes".


Como opuesto a esa seriedad del artesano, Frankfurt compara el bullshit a un producto hecho sin cuidado, de forma desprolija. Como algunos de los chiches que vienen en los huevitos Kinder, hechos por mano de obra semi-esclava en el oeste de China, con la pintura corrida o el plástico mal formado. Hilando más fino, transcribe una anécdota relatada por Fania Pascal:


Me habían extraído las amígdalas, y me auto-compadecía en el Sanatorio Evelyn cuando Wittgenstein me pasó a visitar. Grazné: "me siento como un perro atropellado". Se indignó: "¡Vos no sabés qué es lo que siente un perro que fue atropellado!".


Ahora bien, se pregunta Frankfurt, ¿qué es exactamente lo que indigna a Wittgenstein en ese comentario tan trivial de Pascal? Evidentemente no es una cuestión de que Pascal esté mintiendo. Pascal estaría mintiendo si supiera como se siente un perro atropellado y de hecho se sintiera de otra forma. Tampoco es una equivocación: se equivoca el que trata de explicar algo correctamente. Es otro tipo de preocupación, sobre la falta de rigurosidad en la caracterización que Pascal hace de sus sentimientos: "su problema no es que no logra hacer las cosas bien, es que ni siquiera lo intenta".


Lo que me lleva a un civilizado intercambio de ideas en los comentarios a este post, con el amigo Constantino Roblas. Todo empezó ante una pregunta de Vino Francés sobre el uso de "la Ministro" o "la Secretario" en el Ministerio, y C. saltó con que:


CON EL PRESIDENTE LO CORRECTO ES DECIR PRESIDENTE TAMBIEN PARA UNA MUJER... LA GRAMATICA A VECES NO SE LLEVA BIEN CON CIERTO FEMINISMO."


Yo dije que creía que el debate gramatical estaba saldado, y que también se había saldado el debate político con el 54%. CR contestó que su comentario era gramatical, no político. Civilizadamente habló de la obsecuencia y de las cuestiones incorrectas y no saldadas. Yo civilizadamente le contesté que ese debate me tenía los huevos por el piso, y que si la Real Academia Española dice que presidenta es la "mujer que preside" y que la palabra presidente puede ser "común en cuanto al género ... pero el uso mayoritario ha consolidado el femenino específico presidenta", basta ya con la boludezCR se ofendió con mi mención al órgano reproductor masculino, dijo que no había dicho exactamente lo que dijo, y se despidió como ingresó a este bloj con una de Embajadores políticos y boy scouts, teatral y definitivamente (?).


Wittgenstein no hubiera aprobado la falta de rigurosidad de este bloj. Uno debe siempre ser auto-crítico, y reconozco que no es verdad que tenga los huevos por el piso. Aunque no padezco ni he padecido elefantiasis, respeto enormemente a las personas que sufren de esa terrible enfermedad. Mi caracterización de ese sentimiento en particular fue errónea, no porque sea una mentira (como en el caso de Pascal, para poder mentir yo tendría que saber como se siente tener los huevos por el piso), sino porque demuestra un desinterés absoluto por la verdad. Es bullshit, y pido perdón.


Debo ser más riguroso, y por eso vuelvo a Frankfurt. En su intento por llegar al corazón del bullshit, explora los usos del verbo bull, las implicancias del shit, instancias del discurso donde se ha usado el término. Siempre presente la vinculación entre la mentira y el bullshit. En una de las partes más brillantes, defiende la superioridad moral de la mentira: el mentiroso tiene una preocupación inexorable con el valor de la verdad. Para crear una mentira efectiva, tiene que creer conocer la verdad, y diseñar la falsedad bajo la luz de esa verdad. Es un trabajo de artesanos. El practicante del bullshit, a su vez, no tiene particular apego por conceptos como verdad o mentira. Los hechos son elegidos y declamados con el objetivo de zafar de algo, lograr algo. Si son verdaderos o falsos, no es su preocupación.


Lo que me lleva de vuelta a Constantino y sus idas y vueltas. En su primer comentario, afirmó que el vocablo presidenta sería incorrecto. En el segundo, reafirmó su vocación gramatical y mandó algunas bravuconadas ("procuro ser coherente", "la obsecuencia no es lo mío", "te voy a decir siempre la hora que es"). Pero en el fondo su preocupación no es exactamente con la verdad. La única verdad, la realidad, es la que sale de la Real Academia. O bueno, alguna fuente alternativa, pero encontrable. Contrastado con esa verdad, en último comentario se pone a hablar del órgano reproductor masculino.


Si su preocupación fuera la verdad, y su comentario una inocente equivocación, probablemente nos lo haría saber de alguna forma. "Mirá vos, así que todos estos años que Clarín nos dijo que está mal decir Presidenta, era un error...". Si lo que uno busca es la verdad, no puede más que manifestar satisfacción al encontrarla. Constantino encuentra la verdad y se indigna.


Pero tampoco se puede decir que sea mentiroso el amigo Constantino. Para ser mentiroso, tendría que conocer la verdad (presidenta es la mujer que preside) y deliberadamente querer engañarnos, afirmando algo que él sabe ser falso. No creo que sea ese el caso. Este parece ser un caso clásico de despreocupación con la verdad o la mentira. No importa si presidenta es la mujer que preside o un invento de una loca pastillera. Lo que importa es la utilidad del argumento, su eficacia, no su veracidad.


Y vuelvo a Frankfurt, que se pregunta por qué hay tanto bullshit hoy en día. Confiesa no poder medir la incidencia del bullshit hoy para poder compararlo con eras pasadas, pero agrega algunas observaciones interesantes. Para empezar, que el bullshit es inevitable cuando las circunstancias requieren que uno hable de un tema sobre el cual no conoce. En la vida pública (incluso en un ámbito tan reducido como este bloj), ello ocurre a diario.


Pero a Frankfurt también le preocupa cierto anti-realismo relativista, que rechaza la posibilidad de acceder a la realidad objetiva. Al no existir una "verdad" a la que uno pueda llegar, algunas corrientes proponen el ideal alternativo de "sinceridad". Si la verdad no tiene una naturaleza inherente, el individuo debería abocarse a ser fiel a su propia naturaleza. Pero la fidelidad requiere conocer esa naturaleza, y "no existe nada en la teoría, y seguramente nada en la experiencia, que apoye el increíble juicio de que la verdad sobre uno mismo es la más fácil de aprehender".


Volvamos a Constantino, y su (no tan) elíptica acusación de obsecuencia. Si quiero ser riguroso, no me puedo defender. No tengo elementos para afirmar con seguridad "Yo no soy obsecuente". Las personas más obsecuentes que conozco son también las primeras en negar su propia obsecuencia. Algunas serán mentirosas: se saben obsecuentes y buscan falsificar esa verdad. En otros casos, es simplemente bullshit. Creo que muchos obsecuentes sinceramente no se creen tal, en cuyo caso yo tranquilamente podría ser uno de ellos. Pero quizá los esté aburriendo con tantas disquisiciones. Así que bueno, Constantino, siempre sos bienvenido en El adentro y el afuera, con tu ternura y tu sinceridad ("yo, en cambio, te voy a decir siempre la hora que es").


Y vuelvo a Frankfurt, que es mucho más riguroso que yo. Está dispuesto a llegar al corazón del asunto, y plantea la incoherencia central del argumento: la arrogancia de creer que uno mismo es un ser determinado al que se le pueden adscribir descripciones correctas e incorrectas, al mismo tiempo en el que se le niega esa determinación a todo lo demás:


Facts about ourselves are not peculiarly solid and resistant to skeptical dissolution. Our natures are, indeed, elusively insubstantial - notoriously less stable and less inherent than the natures of other things. And insofar as this is the case, sincerity itself is bullshit.




PS 1: Ayj, este es otro paso en la dirección del post que un día voy a escribir sobre UCR y Cancillería

miércoles, 19 de octubre de 2011

El domingo se vota hasta en la China

No crean que me olvidé de la democracia directa. Pero la realidad asoma su cabeza, y como ciudadano les debo decir que mientras no se pueda realizar el sueño de la democracia directa, tenemos que festejar que vivimos en democracia. Una de las cosas copadas de vivir en el exterior es que el voto es un derecho, y no una obligación - y donde hay una sede diplomática argentina, hay mesas habilitadas para ejercer el derecho.


Hay mucha información sobre el tema: acá tienen el portal de Cancillería sobre Elecciones 2011, con información para el elector sobre cómo votar en el exterior (o justificar el no-voto); acá está el perfil de facebook para el elector argentino en el exterior; acá hay un video en You Tube sobre el mismo tema. Por primera vez, se están habilitando mesas en ciudades donde hay muchos electores registrados pero no tenemos consulado: Boston (EE.UU.), Munich (Alemania) y Camboriu (Brasil).


Así que no hay excusas: argentinos en el exterior, a votar.

lunes, 17 de octubre de 2011

Democracia representativa y democracia directa

Es una de las cuestiones fundacionales de la ciencia política, y una de las más fascinantes. Ya lo identificó Rousseau en el Contrato Social: "la soberanía no puede ser representada por la misma razón de ser inalienable". Sin embargo, la democracia moderna (o sea, representativa) surge en buena medida de las ideas contenidas en ese libro. Esa contradicción fue desmenuzada en el blog español Autogobierno, por lo que no me voy a detener en este punto.


Norberto Bobbio publicó en 1984 una colección de ensayos titulada "El futuro de la democracia". El segundo de ellos se llama igual que este post, y empieza con la siguiente frase:


Parto de una constatación sobre la que todos podemos estar de acuerdo: la petición de mayor democracia, tan insistente en estos últimos años, se manifiesta en la exigencia de que la democracia representativa sea acompañada e incluso sustituida por la democracia directa.


Esto sigue siendo válido hoy, 27 años después. Para empezar cualquier crítica de la democracia representativa, es necesario hablar de la representación. Una vez que queda definido que A representa a B, surgen dos cuestiones centrales para Bobbio: los poderes del representante (¿cómo representa?) y el contenido de la representación (¿qué cosa representa?). Generalmente, las respuestas a la primera pregunta se ubican en dos grandes campos: A puede representar a B como delegado (como vocero, sin poder de decisión) o como fiduciario (con cierto margen de acción, sin vinculo de mandato imperativo).


Las respuestas a la segunda pregunta también se dividen en dos grandes ramas: de un lado, la representación del interés general; del otro, la representación de intereses particulares (como trabajador, como empresario, como mujer, como estudiante). La teoría política moderna de cierta forma vincula la representación de los intereses particulares bajo la forma de delegación, y la representación del interés general con el carácter fiduciario.


La crítica de la democracia representativa no lleva necesariamente a la democracia directa. De hecho, buena parte del pensamiento clásico socialista sobre la democracia liberal-burguesa se basa en dos pilares: la crítica a la prohibición del mandato imperativo (que un diputado, una vez elegido, pueda hacer lo que se le antoje) y la crítica a la representación del interés general (en específico, a lo poco "general" que resulta ser el "interés general" defendido por los parlamentarios). La tradición política del último siglo ha visto intentos de solucionar estos problemas sin abrir mano de la representatividad: las democracias populares instituyendo elementos de vinculación imperativa de mandato en los representantes, y los regímenes fascistas a través de la representación corporativa.


Bobbio plantea que, al contrario de lo que afirma la politología tradicional, no existen sistemas puros de democracia representativa o democracia directa, sino que existe un continuo en el cual los sistemas políticos se componen de elementos de ambos tipos de democracia. Incorporar algun grado de mandato imperativo en un parlamento (por ejemplo, estableciendo un sistema de sustitución rápida de representantes cuando incumplen determinado mandato popular) incorpora elementos de democracia directa a un sistema representativo, sin cambiar del todo su naturaleza.


Pero ¿qué es entonces la democracia directa? ¿Puede realmente el soberano tomar las riendas del gobierno sin depender de una casta de "representantes profesionales"? Estrictamente hablando, los mecanismos conocidos de democracia directa son dos: la asamblea de ciudadanos y el plebiscito. Y Bobbio tiene razón cuando afirma que "ningún sistema complejo, como es el de un Estado moderno, puede funcionar solamente ... con ambos".


Existen casos clásicos de gobiernos asambleístas (las ciudades-estado de la antigua Grecia, la comuna de París), pero por más presupuesto participativo que uno fomente no es posible imaginar una Ley de Presupuesto Nacional en la Argentina que sea el resultado de asambleas en las plazas. Tampoco es factible un sistema donde todas las decisiones de gobierno requieran ser plebiscitadas. Quizá la gran barrera a la implementación de más democracia directa sea estructural: nuestros sistemas políticos, nuestras empresas, sindicatos, universidades están organizados de manera jerárquica, y la democracia directa es horizontal.


Ahora, existen varios elementos que permiten ser optimistas en relación a las posibilidades de más democracia directa en nuestras sociedades contemporáneas:


  1. La descentralización del poder en forma vertical: poder que fluye de la nación hacia abajo (provincias, ciudades, barrios)
  2. La descentralización del poder en forma horizontal: poder que fluye del Estado hacia otras instancias (empresas, cámaras, ONGs)
  3. Internet y otras tecnologías de la información que facilitan las instancias de la democracia directa
  4. Democratización en diversas instancias de la sociedad civil (corporaciones, administración pública, sistema educativo)
Pero bueno, esto se hace largo, y dejo estas tendencias para el próximo post.

viernes, 14 de octubre de 2011

Los poderes establecidos y la ocupación

Como comenté en el post anterior, me colgué con temas de la ocupación - particularmente con los ríos de bytes que se están produciendo en estos momentos. Sobre el poder de los movimientos populares en EE.UU., sobre la relevancia de la izquierda en el mundo, sobre el populismo de derecha y de izquierda, sobre la importancia de las demandas concretas en la protesta social. Leí dos notas que me interesaron mucho, una de Jeremy Kessler sobre la relación de la ocupación con la policía, y otra de James Reiney en Los Angeles Times sobre el tratamiento que han recibido los okupa por parte de los medios de comunicación de masas.


La relación (generalmente conflictiva) con las fuerzas del orden es crucial en cualquier movimiento de protesta social. Es una relación que tiene muchas aristas: como Kessler identifica claramente en el artículo de la revista n+1, la confrontación puede ser "ideológicamente correcta y tácticamente útil" en casos de luchas por derechos de las minorías, donde las fuerzas del orden son representadas como parte de una mayoría opresora y represiva. Pero para hacerse cargo del 99% que la ocupación dice ser, la policía no puede ser el enemigo: sí o sí es parte del 99%.


Porque además uno de los aspectos más interesantes de la ocupación es su sistema político: reniegan de la democracia participativa y se practica una especie de democracia directa. Entonces, para obtener el éxito en sus propios términos, la ocupación no puede limitarse a representar el 99%. Tiene que serlo. Kessler identifica dos temas cruciales en la relación policía-ocupación para el éxito de esta última:




  1. La amenaza de la represión policial limita la participación de asalariados en las protestas. En una época de crisis y precariedad laboral, donde además las averiguaciones de antecedentes en el proceso de selección personal están a la orden del día, poca gente quiere correr el riesgo de perder el laburo por ir a una marcha.
  2. La ausencia de policiales-okupa debilita el argumento del 99%. A medida que los sindicatos se van sumando a la protesta, es posible que ciertos policías se acerquen en forma individual. Para Kessler, "la simpatía de la policía con el movimiento sólo puede ocurrir con un ensanchamiento de las bases sociales y económicas de la Ocupación".
Una barrera para establecer relaciones más formales con la policía está en el sentimiento de los participantes anarquistas y su aversión por la autoridad. Kessler relata en primera mano las discusiones sobre seguridad que se dan en las reuniones de la ocupación - y la dificultad de conciliar posiciones antagónicas sobre cómo tratar con la policía. Otra barrera es la memoria histórica: si bien Bloomberg ya aceptó que los ocupantes tienen derecho de quedarse, en las primeras semanas la represión fue brutal.

El gran desafío ahora es el crecimiento de la ocupación. A medida que los sindicatos, uniones de estudiantes y otros grupos sociales se suman al movimiento, "llegará un momento en el cual la policía no podrá mantener las actuales fronteras de la Ocupación sin el uso activo de la fuerza". Kessler detalla un cambio de actitudes entre los ocupantes, con nuevas voces que defienden una política de seducción y acercamiento.

La conclusión de Kessler es de cierta forma que las relaciones con la policía son parte de una dinámica que tiene que ver con el objetivo mismo de la ocupación: la radicalización del ambiente político. El autor afirma que la verdadera demanda es la ocupación en sí y el experimento de democracia directa que ocurre ahí adentro. En ese sentido, la ocupación es como el sueño del cientista político:

La Ocupación busca auto-conscientemente crear los medios - la radicalización del ambiente político - y no los fines de una política de izquierda.

La nota de Rainey hace una comparación sobre el trato que los medios de comunicación de masa le han brindado a la Ocupación y al Tea Party, afirmando que la siguiente frase se podría aplicar a los inicios de la cobertura de cualquiera de los dos movimientos:


Probablemente viste esos carteles raros y manifestantes afirmando que si fuera por ellos el Gobierno desaparecería. En seguida, un reportero cuidadosamente explicaba que esta gente se había reunido en masa sin un propósito concreto, sin demandas. Los personajes que veías en la pantalla parecerían en general un tanto ridículos, o directamente locos.


Para Rainey, la relación entre movimientos de masa incipientes y medios de comunicación es siempre complicada: los movimientos incipientes están en proceso de formación, y la prensa quiere definir, encasillar y digerir lo que todavía no está completo. Pero por otra parte, se forma una relación perversa entre manifestantes que quieren atención y dar a conocer su movimiento, y medios que quieren un titular instantáneo o una foto que venda. Los manifestantes entienden que los que parecen demasiado normales no ganan cámara, y algunos periodistas tienen buenas intenciones pero ni la menor idea de lo que está ocurriendo a su alrededor.


El autor compara a Fox con MSNBC: mientras con el tea party la primera les hacía propaganda y la segunda se reía de todo el evento, con la ocupación los roles se han invertido. MSNBC abrazó a Occupy Wall Street y Fox se dedica a decir cosas como que los manifestantes se la pasan consumiendo drogas, que el movimiento está infiltrado por criminales terribles, o que sólo quieren comida gratis (el choripan y la coca, vieja).


Las soluciones son complicadas, tanto en la Argentina como en EE.UU. Estos movimientos terminan por transformarse en eventos mediáticos, sujetos a la "demonización o la trivialización" por parte de los medios de comunicación. Rainey considera que en estos casos:


A veces la historia más valiente es la que se anima a admitir: no he visto algo así antes. No estoy seguro qué significa. No tengo idea hacia donde va.


Pero a veces para la prensa es difícil confesarlo. En los países serios y en los otros también.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Teorizando (the Jesus stuff)

Muy buen debate en el New York Times del fin de semana sobre el movimiento de los okupa de Wall Street. En el post anterior mencioné la teorización de la protesta social como parte del paquete de servicios especializados que podríamos exportar a países con altos índices de bronca. A España puede ser, pero realmente va a ser muy complicado vender servicios de teorización a EE.UU.


Un tema común en los 7 breves ensayos y la introducción es la fuerza que le da al movimiento el hecho de no presentar demandas concretas, sino que un difuso lema. Eso permite agrupar distintos movimientos con distintas bases y objetivos bajo un mismo paraguas. Esa característica diferencia sensiblemente a movimientos como los indignados, los okupas o el "que se vayan todos" de otros movimientos, como la primavera árabe, donde generalmente lo que se busca el cabeza de un dictador.


Nathan Schneider, único periodista admitido a las reuniones de planeamiento de la protesta y editor del blog pacifista WagingNonviolence, considera que la principal fortaleza del movimiento ha sido su paciencia: seguir ocupando la plaza en forma ininterrumpida, y que el gran riesgo es el de cooptación por la vieja guardia (sindicatos, ONGs, lobbies). Pero reconoce que es imposible plantear un crecimiento sin el apoyo de esas organizaciones que configuran la vieja guardia. ¿Reconocen esa discusión?


Naomi Klein, la Sharapova de los movimientos sociales, plantea que mientras las antiguas marchas anti-globalización se centraban en un evento (cumbre, reunión del FMI o la OMC) y se disipaban cuando el evento terminaba; al tener un objetivo fijo (Wall Street), los okupas tienen la capacidad de arraigarse y darle continuidad al movimiento. Plantea además que apoya la decisión de no ceder a reducir el movimiento a una lista de demandas: "Los movimientos chicos se tienen que contentar con reformas chicas; los grandes tienen la libertad de soñar."


Anton Woronczuk es estudiante y manifestante. Para él, la pureza es la fuerza de la Ocupación: su compromiso con la no-violencia, su dedicación a la democracia directa: "Occupy WS es la antítesis de la cultura política de pasividad de la izquierda que gastó energía y recursos en promover a Barack Obama como la solución para las crisis inmediata y estructural". Anton destaca el sistema de dirigencia rotativa, como experimento en la conducción de movimientos sociales sin un liderazgo formal.


Satya Pattnayak, profesor de sociología y ciencia política, afirma que la Ocupación es más comparable a no se qué movimiento de la India que a la primavera árabe. No tengo ganas de leer sobre la India hoy, así que paso.


Michael Kazin es profesor de historia en Georgetown y co-editor de la revista de izquierda Dissent. Su perspectiva es la de la izquierda tradicional, y en ese sentido considera que la Ocupación es todo muy lindo, un sueño de pendejos, pero que se van a tener que poner los pantalones y lidiar con el mundo real.  Incluso menciona el riesgo que, con una izquierda dividida, los Republicanos retomen el mando. Pero, si bien reconoce la incapacidad de la izquierda estadounidense de plantear un desafío real a los poderes establecidos, afirma que su poder (de la izquierda) siempre estuvo en su capacidad de transformar el sentido común de la sociedad.


Paul Berman, escritor y vocero informal de la actual "izquierda intervencionista" estadounidense, cuenta que "los sindicatos se sumaron el miércoles. Con eso me bastó, y yo me sumé también. Marchamos por Broadway con los camaradas del Comité Obrero Judío." Berman manifiesta su indignación con la incapacidad de la dirigencia de condenar ni siquiera moralmente a los responsables de la crisis, y se lo nota enamorado del movimiento. Optimista a prueba de balas, cree que esto de que no hayan demandas concretas es un activo, porque total "todos sabemos de qué se trata todo esto".


Stephen Zunes, profesor de política de la Universidad de San Francisco, cierra la serie con unas reflexiones sobre el papel limitado de la protesta en generar un verdadero movimiento social, y la necesidad de avanzar sobre una agenda positiva y sintonizada con las corrientes mayoritarias del pensamiento norteamericano.


Pero no me detuve en el NYT, y me puse a navegar un poco la blogosfera política estadounidense. A los argentinos nos gusta teorizar sobre las cosas, es verdad, pero mucha gente + mucho acceso es una combinación imbatible para la teorización. Una placita tomada por tres semanas, un puñado de ocupaciones más en otras ciudades y pareciera que estamos al borde de la #revolución. Aunque sí es verdad que esto es el evento más relevante para la izquierda estadounidense en décadas.


Me colgué leyendo artículos y posts, mirando entrevistas. Este tipo, por ejemplo, en una entrevista que Fox jamás mandó al aire. El poder de los medios para armar la agenda de discusiones de una sociedad, subiendo el volumen de algunas voces y callando otras para que el mensaje sea el que los medios quieren. Como los intereses de los medios se confunden con los intereses de ese 1%. No es una lucha para derribar a un odiado dictador o la lucha por derechos básicos - es nuestra lucha. En un momento, Ray (el entrevistado) menciona que a él en particular y a muchos otros nos gustaría ver políticas más ocupadas "de la justicia económica, la justicia social - Jesus stuff". Los métodos son viejos conocidos nuestros: la deconstrucción del discurso, el ataque a los medios concentrados y a los intereses oligopólicos, la protesta en sí... 6-7-8 stuff.

lunes, 10 de octubre de 2011

Exportar know-how en el armado, manejo y control de protestas

Parte de mi laburo es ayudar a las empresas argentinas a exportar, principalmente a las PyMEs, y a las de alto valor agregado. He escrito en el pasado sobre el tema (acá sobre videojuegos, acá sobre software, acá sobre exportaciones industriales). Hace mucho tengo pendiente un post general sobre las exportaciones de servicios y su impacto en la economía argentina, pero hoy quiero tratar de un nicho de mercado que ha surgido en los últimos dos años, y en el que la Argentina tiene larga experiencia. De cierta forma, se puede decir que somos pioneros en estas tecnologías.


La Gran Crisis Argentina del Nuevo Milenio © trajo aparejada una erupción de protestantismo, y varios grupos con demandas atrasadas se abocaron de pleno a la manifestación pública de dichas demandas. De cierta forma, como bien lo describen Naomi Klein y Alfonso Cuarón, la sociedad se despertaba en estado de shock del huracán neoliberal. Miles de demanditas concretas de clases bajas, que trataban de cuestiones palbables y (algunas) realizables, convergieron junto a una corriente subterránea de indignación de la clase media que quería cobrar sus dólares, en un lema único. Fue como un grito primal, una apoteosis de la bronca acumulada, una sóla demanda vaga e irrealizable, repetida en batucada de cacerolas: "¡Qué se vayan todos!"


Bueno, hacemos fast forward 10 años, y hoy en día situaciones con ciertas similitudes se repiten en Europa y Estados Unidos. La gran similitud es la percepción que las medidas económicas tomadas para enfrentar la crisis consisten en una gran transferencia de recursos: un profundo ajuste que afecta a las familias de las clases media para abajo, y al mismo tiempo rescates billonarios para el sector financiero y algunas grandes empresas, too big to fail. O sea, los pobres bancan la cuenta del salvataje a los ricos.


Indignados en España, occupiers en EE.UU. (Eddie en Atlanta), de cierta forma comparten algunos de los sentimientos que nosotros, como colectivo nacional, hemos dejado atrás. Medio como sin que nadie se diera cuenta. Hace pocos años, las conversaciones porteñas estaban dominadas por el protestantismo: piquetes, escraches, manifestaciones, cortes de calles, carriles de avenidas, rutas y puentes, cacerolazos, fábricas recuperadas, sentadas, abrazos simbólicos, trueque, tomas. La imaginación argentina no conoció límites a la hora de exhibir un reclamo: Evangelina Carrozzo se puso las plumas para decir "¡No a las papeleras!" en una cumbre en Austria.


Y todo eso es una experiencia acumulada, un know-how que de cierta forma se ve subutilizado en estas épocas de baja conflictividad social. Un cuerpo de conocimientos prácticos sobre como organizar el conflicto, y maximizar su visibilidad. ¿Cómo hacerse escuchar en esta sociedad tan acostumbrada al zapping?


Pero además, el expertise argentino no se limita a la organización de protestas, sino que también incluye todo el paquete de servicios post-venta: control pacífico de la protesta social; contención y respuesta a demandas concretas; manifestaciones populares y medios de comunicación; estado, ongs, partidos políticos e institucionalización de la protesta social; teorización del piquete. Las partes se pueden vender por separado o en un Sistema Integral de Armado, Manejo y Control de la Protesta Social ™.


Antes que Alcides u otro me venga con que nuestras protestas son de cuarta y hasta la indignación es trucha en la Argentina, o que nunca lograron nada porque claro, nunca nadie logra nada en este país de morondanga, admito que nuestro sistema no es perfecto. Hay que hacer varios ajustes para poder exportar estos servicios a países serios y con altos estándares de calidad como España y Estados Unidos. Pero los 10 años de experiencia en esta materia son un head start, una ventaja competitiva que no debemos desaprovechar.


Y la efectividad del sistema está comprobada: en 2002, denominado por Clarín "año de la protesta", se llevaron a cabo 47 manifestaciones por día. Ese año tuvo, por ejemplo, un promedio de 195 cortes por mes. Después de un pico de 467 cortes por mes en 2008, año de la guerra del campo, en 2010 se verificaron 63 cortes por día. El mes pasado, según Nueva Mayoría, sólo se registraron 16.


No sirve de nada ponerse nostálgicos por el 2002 o el 2008, años de gloria de la protesta. Hay que sacarle brillo a esa olvidada cacerola, aprovechar este cúmulo de experiencia y sacarle el jugo ahora que en otras latitudes lo requieren.

jueves, 6 de octubre de 2011

Proto kirchnerismo oligárquico

Todo surgió con una frase sobre la historia contrafáctica de mi profesor de Historia Económica Argentina del ISEN, Carlos Carballo: "si mi tía tuviera pelotas, sería mi tío".  Las cosas son lo que son porque los procesos históricos (y los hombres y mujeres que los generaron) fueron lo que fueron. Como puse en un comentario a este post, sus clases fueron de los más entretenido e ilustrativo que me acuerde del ISEN - aunque ideológicamente fueran tremendas. La idealización de un determinado período histórico (a partir de 1870). La Argentina del centenario. El granero del mundo.


En el fondo, es una vieja canción de frustraciones y de apología del fracaso. De mi parte, es una de aprendizaje, y de la importancia de escuchar a todas las voces todas. Y de construir significado incluso a partir de la negación.


Y así ocurre que webbeando un rato, encontré este texto de Carballo de diciembre de 1995: "Los Movimientos Internacionales de Capital y la Economía Argentina", publicado en un boletín de la Universidad Católica Argentina (UCA). El garca-test del texto marca lo siguiente:


  1. Trata de la importancia de la inversión extranjera en el crecimiento económico argentino anterior a 1930 (granero del mundo, check)
  2. Menciona la revolución del transporte y las comunicaciones y su papel en la integración (globalización, check)
  3. Comenta reciente informe del F.M.I. (F.M.I., check)
  4. Relativiza las políticas de esterilización del ingreso de capitales y su efecto en las tasas de interés (liberar mercados, check)
  5. Resalta las distorsiones causadas por encajes mandatorios e impuestos al ingreso de capitales (los impuestos son malos, uuuuuhhhh, check)


El supuesto principal es válido:


El ciclo de excitación de la economía argentina frente al ingreso de capitales y de recesión frente a los movimientos inversos se repite regularmente desde mediados del siglo XIX. Es por ello que en la creación de nuestro Banco Central en 1935 estaba bien presente la concepción de la formación de reservas en los momentos favorables para ser usadas compensatoriamente en los momentos de receso de los capitales, suavizando así el ciclo económico argentino impulsado por la conducta irregular del movimiento internacional de capitales.


Ahora, la parte interesante; a partir del diagnóstico, las recetas propuestas para superar la inestabilidad son un manifiesto en sí mismas.

  1. La fragilidad de nuestra economía se debe a una baja tasa de ahorro interno que genera la dependencia del ingreso de capitales (ahorro nacional bruto pasó de representar el 16% del PBI en los '90 a representar el 25% en los últimos años, check)
  2. Hay límites a la emisión sostenible de deuda. Cita a Krugman para mencionar la inestabilidad de crecimiento de la deuda superior al de la economía a mediano y largo plazo (Desendeudamiento check; Krugman o Stiglitz, check)
  3. El debate sobre la esterilización del ingreso de fondos es insuficiente (hay que ir por más, check)
  4. Es indispensable mantener reservas para aislar los efectos de fugas de capital (reservas en US$ 50 MM, check)
  5. El sector público debe contribuir a aumentar la tasa de ahorro interno (equilibrio fiscal, check)


Esta semana, Ricardo descubrió que ya en 1996 partes de la Iglesia eran kirchneristas. Ahora resulta que en 1995, miembros de la oligarquía pedían kirchnerismo a gritos. Lo que me lleva a pensar en la importancia de elegir bien los tres deseos cuando uno sopla las velitas. No vaya a ser cosa que todavía se te cumplan.

domingo, 2 de octubre de 2011

Primeras misiones diplomáticas argentinas (II)

Esto es una continuación del post anterior, sobre el nacimiento de la diplomacia argentina. Este post me dio laburo: los relatos sobre lo que voy a contar a continuación son confusos, y en internet hay versiones contradictorias sobre un mismo hecho. Entonces me dediqué a estudiar un poco en libros de historia sobre nuestras primeras misiones diplomáticas (en la biblioteca del ISEN hay mucho material). Pero los libros tampoco son muy claros.


La misión que les quiero relatar ocurrió en 1814. Muchos de los hechos están envueltos en la nebulosa de la historia. Pero de lo que puedo rescatar, la cosa ocurrió más o menos así: había en la Buenos Aires de esa época una superpoblación de próceres, hombres que después se transformarían en avenidas. Todos tenían sus ideas sobre qué había que hacer para terminar con el quilombo imperante, pero resultaba imposible conciliar las ideas de tantos próceres en programas de gobierno viables.


Rivadavia, por ejemplo, era particularmente quilombero. Hiperactivo, cada dos por tres lo mandaban en misión diplomática a negociarse algo en Europa. Le venía bárbaro, porque era un muchacho aventurero, y siempre parecía tener asuntos personales para tratar en Londres. Belgrano no era tan quilombero, pero no le había ido tan bien como militar y estaba con unos problemitas de salud. Quizá se pensó que una misión negociadora le levantaría los ánimos, no sé cómo se manejaban estos temas en esa época cuando no existían los libros de auto-ayuda y el coaching.


El día 18 de diciembre de 1814, Rivadavia y Belgrano partieron juntos hacia... bueno, no se sabe muy bien hacia donde. Seguro pasaban por Río en primer lugar, donde se entrevistarían con el omnipresente Lord Strangford para discutir los objetivos de la misión. Las instrucciones. Que eran medio confusas. Partían de la Asamblea Constituyente y del Supremo Posadas. Básicamente, consistían en presentarse ante el Rey Fernando VII, felicitarlo por la vuelta al trono y ver qué onda. No tenían mandato para declarar la independencia, pero podrían negociar algo con el Rey, a ratificación de Buenos Aires.


No se sabe muy bien la razón, pero antes de ir a Madrid tenían que pasar por Londres. Quizá un temita personal de Rivadavia. Ah, me olvidaba. Rivadavia tenía además unas instrucciones secretas, no se sabe bien de quién, que Belgrano supuestamente no conocía. Esas instrucciones secretas incluían negociar preferentemente con Londres lo que quizá sería una monarquía constitucional en el Río de la Plata, con un príncipe inglés o español.


Tampoco se entiende bien la razón, pero nuestros próceres se demoraron en Río. Probablemente excitados por la proximidad del carnaval carioca. A todo eso, las circunstancias en la capital cambiaron. Posadas fue derribado, y asumió su sobrino Carlos María de Alvear. Una de sus primeras medidas de gobierno fue justamente enviar las cartitas esas que mencioné en el post anterior, a través de Manuel José García, ofreciendo la sumisión a Inglaterra. Pero ante la posibilidad de que García se encontrara con Rivadavia y Belgrano, se determinó que su misión fuera secreta. Y, habrá tenido temor a la reacción de los próceres ante el contenido de las cartas...


Ahora bien, llegando García a Río de Janeiro, se entrevistó con Lord Strangford. El inglés, al leer las cartas esas, parece que le dijo algo como "no, m'hijito, yo no puedo recibir esto". Y le dictó una nueva carta, que suavizaba los términos: en lugar de ofrecer a la Argentina a Gran Bretaña, se limitaba a solicitar una vez más la mediación de ese país en el conflicto con España. Aprovechando la presencia de nuestros próceres en Río, García entregó a Rivadavia las cartas para que las llevara a Londres. Y partieron, Rivadavia y Belgrano, hacia Europa.


En este punto, quiero hablar un rato de Manuel de Sarratea. Su curriculum es impresionante: miembro del primer Triunvirato, comandante de las fuerzas contra Artigas, múltiple Embajador, Canciller de Pueyrredón, Gobernador de Buenos Aires. Pero si uno empieza a rascar un poco, nada le terminaba de salir bien. Como un Carlos Ruckauf de su época.


Resulta que este Sarratea estaba, desde un tiempo antes, en misión diplomática en Europa. Parece que su objetivo inicial habría sido tomar contacto con Fernando VII y ofrecerle la sumisión de las Provincias Unidas a la corona española a cambio de autonomía. No sin antes pasar por Río y obtener la bendición de Lord Stronghold. Pero no le fue bien, fue tratado como rebelde y expulsado de España, y terminó con la misión de hablar con Carlos IV (padre de Fernando VII), exiliado en Italia, para ofrecerle la corona de las Provincias Unidas a su hijo Francisco de Paula (hermano del Rey).


Así que bueno, Sarratea tenía que ir a Italia pero estaba en Londres, y cuando Rivadavia y Belgrano, que tenían que ir a España, llegaron a Londres, los esperaba con la noticia que Napoleón había vuelto al poder en Francia. Y eso les cambiaba todo. Como en Londres no los recibía ni el loro, tenían mucho tiempo libre para confabular y especular. Menos Rivadavia, que además tenías unos menesteres privados que atender.


Al principio todo era un mar de rosas, y los tres se embarcaron en el proyecto de coronar a Francisco de Paula. Pero después Napoleón tuvo su Waterloo, y los planes de nuestros próceres se fueron al carajo. Cuando Francisco se echó para atrás, armaron un plan para secuestrarlo y coronarlo a la fuerza en Buenos Aires. Y ahí empezó el puterío. Belgrano gritaba que todo era un delirio, que estaban al pedo en Londres y esto es un escándalo. Sarratea meneaba sus rubios rulos y hacía boquitas, "tenemos que encontrar una cabeza que coronar". Rivadavia atendía sus negocios y de cuando en cuando se juntaba a tomar algo y conspirar.


Belgrano se hartó y se volvió a Buenos Aires. Rivadavia se cansó del pajerío y a principios de 1816 se fue a negociar a Madrid con Pedro Cevallos Guerra, Secretario de Estado de Fernando VII. Sarratea, que ya intuía que no sería avenida, decidió aprovechar y quedarse una temporada más en misión diplomática en Londres. Como no tenía nada que hacer, se dedicaba a escribir cartas contra Rivadavia. A España, avisando que era un traidor y que no servía de nada negociar con un cuatro de copas, y a Buenos Aires alertando que era un impostor que terminaría rifando la Patria en España.


A Rivadavia lo terminaron expulsando de España en julio de 1816. Pero nuestro prócer siguió en misión en Europa cuatro años más, buscando cabezas coronadas del continente para ofrecerles un trono inexistente, atendiendo sus maxikioskos en Londres y traduciendo obras filosóficas al español. Después volvió y fue Bernardino Rivadavia.


Este post en realidad tenía un objetivo político: mostrar que esa misión sería el verdadero origen de todo el puterío en la cancillería actual. Pero cuando me puse a leer distintas fuentes, me di cuenta que como origen del puterío esa misión fue un big bang. Por eso son próceres: nada que uno pueda hacer en vida se puede parecer ni siquiera remotamente. Al lado de estos buenos muchachos, somos carmelitas descalzas. Me rindo, say no more.