viernes, 23 de noviembre de 2012

Menú Imperial (I)

Terminé de leer un libro muy interesante de historia mundial (o Historia Mundial): "Imperios: una nueva visión de la Historia universal", de Jane Burbank y Frederick Cooper, historiadores especializados en historia rusa y eslava y en el imperialismo del siglo XIX y la posterior descolonización, respectivamente. El aspecto más interesante del libro es que propone una clave de lectura de la Historia mundial distinta a la de los libros de texto, que interpretan una evolución de las formaciones políticas según las distintas "Edades": los grandes Imperios de la Antigüedad Clásica, el sistema feudal de la Edad Media, los reinos absolutistas de la Edad Moderna, y finalmente la conformación actual en Estados-Naciones de la Edad Contemporánea.

Frente a ese modelo tradicional, los autores desarrollan una evolución de los repertorios de poder que distintos Imperios han utilizado a lo largo del tiempo para mantener unidos en un único cuerpo político a pueblos (o Naciones) con distintos idiomas, culturas e intereses. En contraposición a una historiografía limitada por la geografía (el intento permanente de buscar el carácter nacional de cada uno de los distintos Imperios), Burbank y Cooper presentan en todo momento un relato verdaderamente global, en la cual los Imperios conviven y muchas veces entran en conflicto entre ellos o con entidades políticas no-imperiales.

La primera oposición clara es la del Imperio y la modalidad actual de configuración política internacional, el Estado-Nación. Este último se basa en un ideal de "unidad": un pueblo habitando un territorio. Ante esta concepción, claramente el poder imperial es expansionista: se basa en diferencias y jerarquías a medida que se incorporan distintos pueblos. Cada imperio histórico ha usado distintos repertorios de poder con el objetivo de administrar sus conquistas territoriales, e incorporarlas a un sistema de gobierno. A efectos de explicitar esos repertorios de poder, el libro estudia los distintos casos marcando cinco temas centrales:


  1. La administración de las diferencias - todos los imperios establecieron fronteras entre colonizadores y colonizados: algunos trabajaron con la idea de homogeneizar poblaciones, incorporando porciones de los pueblos conquistados a un ideal de "ciudadanía imperial", mientras que otros trabajaron en la conservación o incluso creación de las diferencias.  Si bien en principio uno podría pensar en la homogeneización como una especie de imperialismo inclusivo o benigno, en los distintos capítulos los autores muestran como eso fue muchas veces hecho a fuego, a través de un imperialismo cultural represivo. Por otra parte, al privilegiar la lealtad sobre la igualdad, en algunos casos (como el Imperio Otomano en sus mejores momentos) el mantenimiento de las diferencias pudo crear espacios multiculturales donde bajo un único gobierno se respetaron idiomas, costumbres y religiones locales.
  2. Los intermediarios imperiales - los imperios manejaron extensiones espaciales a través de agentes. En algunos casos, esos agentes fueron enviados desde el centro imperial, y en otros casos se recurrió al reclutamiento de poblaciones colonizadas (sea asimilando elites locales o utilizando a grupos anteriormente marginados). Los intermediarios en muchos casos crearon a su vez redes de fidelidades alternativas, lo que les permitió negociar su incorporación a otros imperios o directamente independizarse. Cada imperio adaptó sus estrategias de intermediación a las necesidades puntuales de su proceso expansivo.
  3. Las intersecciones imperiales - los imperios siempre se caracterizaron por la fluidez de sus fronteras. Al tratarse de cuerpos políticos en permanente expansión (o por lo menos con el deseo de expandirse), es natural que los mismos imperios consideren a sus fronteras como un factor temporario, y a los territorios y poblaciones ubicadas más allá de esas fronteras como posibilidades. A su vez, las entidades políticas ubicadas por fuera del territorio imperial (sean imperios rivales, naciones o tribus bárbaras) también entendieron a esas fronteras como tierra de oportunidades - especialmente a medida que esas fronteras se alejaban del centro imperial. Una constante de la historia de los imperios es que sus intersecciones dieron lugar a la competición, a la imitación y a la innovación.
  4. Los imaginarios imperiales - a lo largo de la Historia, los imperios compitieron por territorios, recursos, poblaciones, pero también por símbolos de status y por un lugar en el imaginario de las poblaciones (tanto las propias como las ajenas). Los líderes imperiales echaron mano de los recursos que tuvieran a mano a efectos de legitimar y consolidar su poder: la religión, la historia, e incluso el título de César o Khan. Los imperios desarrollaron, pero también limitaron, la imaginación política del resto del mundo.
  5. Los repertorios de poder - la durabilidad de los imperios siempre dependió de su capacidad de combinar y cambiar estrategias, y responder de manera flexible a un mundo en continua transformación. ¿Invadir territorios y consolidarlos o establecer enclaves? ¿Enviar intermediarios desde el centro imperial o utilizar a las elites locales? ¿Qué grado de libertad de maniobra se le otorga a esos intermediarios? ¿Incorporar a las poblaciones colonizadas al imaginario imperial como parte de un "nosotros" o seguir tratándolas como extranjeros? ¿Conceder cartas de privilegio a empresas privadas, como las Compañías de Indias, para que ejerzan funciones de estado? ¿Cómo denominar a los territorios conquistados? Esa flexibilidad en el uso de un menú de opciones implicó que en un mismo imperio podían convivir distintos regímenes de soberanía y distintas estructuras de poder.
Y la pregunta que queda pendiente, y que queda para la segunda parte de este post, es: ¿qué validez tiene esta caracterización hoy en día? ¿Seguimos viviendo bajo la égida de un poder imperial?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

suena medio a Amy Chua y Bernstein, de todas formas lo voy a conseguir

saludos

al fin un poco disitinto de la monotonia por vs anti

ayj

el de adentro dijo...

Entiendo lo de Amy Chua, pero el enfoque es bastante distinto. Confieso que del libro de Chua no leí más que pedazos, aunque de entrada puedo decir que mientras Chua establece una condición para la supervivencia de los Imperios / Superpotencias (la tolerancia), Burbank y Cooper no llegan a ese tipo de juicios de valor: los imperios pueden ser tolerantes o intolerantes, lo importante es que tengan la flexibilidad para usar del repertorio de estrategias imperiales posibles la que más le convenga en determinado momento.

Federico Fernández Reigosa dijo...

Muy interesante nota. Recién doy con el blog.

Saludos!!